Es refrescante
encontrarse con libros como “The Art of Possibility”, que aportan nuevos
enfoques ligados al arte de liderar, sus
coatores son por un lado Rosamund Stone Zander, terapeuta de familia y
coach ejecutivo, y Benjamin Zander, director de la Orquesta Filarmónica de
Boston desde 1979, el libro unifica el conocimiento teórico de Rosamund con las
experiencias de campo de Benjamin, logrando una interesante y valiosa
combinación.
Benjamin y Rosamund nos inspiran y alientan a retomar la convicción
y vocación por un liderazgo responsable, de servicio y con actitud, donde la motivación
y la esperanza se hacen participes abriendo un abanico de posibilidades. Donde
el líder está al servicio de los demás para ayudarlos alcanzar sus logros y
potenciar al máximo sus talentos.
Un buen análisis del libro sin duda es la impecable publicación
por parte de Jose Cabrera autor de la página blog.cabreramc.com, la cual
comparto con ustedes:
Dos mundos diferentes
La tesis de Benjamin Zander es que existen dos mundos
completamente separados: el mundo de la espiral descendente y
el de la posibilidad irradiadora. En el primero, puede haber éxito
o fracaso, porque todo depende de la suerte. En el segundo, en cambio, la
posibilidad es la norma; no hay éxito o fracaso: lo único que importa es la
contribución que nosotros hacemos día a día. Cada vez que abrimos la boca
tenemos la oportunidad de convertirnos en auténticos líderes: podemos apostar
por uno de los dos mundos con nuestras palabras, nuestros gestos y nuestra
actitud. Para Zander, el papel del líder consiste, precisamente, en reconocer
la existencia de la espiral descendente, para después arrastrar a la gente
hasta el mundo de la posibilidad.
El mundo de la espiral descendente es un escenario fijo, y
por tanto está lleno de competencia, dominación, control y jerarquía. Por lo
tanto, es el mundo del “debes hacer” y el “tienes que conseguir”, de la culpa,
la amenaza y el fracaso. El elemento fundamental es la consecución del dinero,
la fama y el poder.
El mundo de la posibilidad irradiadora es el mundo de la
visión, el mundo de la energía creativa. Frente al ordeno y mando, este es el
mundo de las preguntas: ¿qué tal si…? ¿qué es lo que viene ahora? La esencia de
este mundo es la contribución y el valor añadido. Se trata de dejar de ver
sólo los obstáculos y comenzar a visualizar las posibilidades que el mundo ofrece.
La existencia de estos dos mundos no depende de la situación
en la que nos encontremos porque, en palabras de Zander:
No existe una recesión tan grande que sea capaz de anular
la posibilidad, y no hay riqueza, poder o fama tan grande que sea capaz de
protegerte de la espiral descendente. No son las circunstancias las que marcan
la diferencia. Somos nosotros los que tenemos la oportunidad de elegir entre
las dos opciones.
La clave es la pasión
El trabajo de un líder consiste en despertar la posibilidad
en otras personas. Pero, ¿cómo saber si los estás consiguiendo? Muy sencillo:
mirando a los ojos de tus colaboradores. Tras 20 años de experiencia exitosa
como director de orquesta, Zander se dio cuenta de que él aparecía en las
portadas de sus discos, sí, pero en realidad no aportaba ni un solo sonido a
las grabaciones. Es decir, que su poder residía en la capacidad de hacer que
otra gente- los músicos de la orquesta- fuesen poderosos. Y pensó, ¿cómo puedo
saber si lo estoy haciendo bien? Encontró la respuesta en el brillo de los ojos
de sus músicos. Si sus ojos brillaban de pasión y energía, entonces lo estaba
haciendo bien. Y si no lo hacían, sólo cabía plantearse una pregunta: ¿quién
estoy siendo, de qué manera estoy siendo que los ojos de mis músicos no
brillan?
Tres respuestas en la vida
Para todo en la vida hay 3 respuestas, y a nosotros nos
corresponde elegir. La primera, consiste en no hacer nada; en pensar: “Así es
la vida. No hay nada que pueda hacer”. Es la respuesta de la resignación.
La segunda respuesta consiste en enfadarse frente a lo que ocurre; en pensar:
“Qué estúpida es esta gente, que solo sabe hacer estas tonterías”. Es la
respuesta de la ira. Y, afortunadamente, existe una tercera
respuesta, que consiste en levantarte y dirigir la orquesta; en intentar
cambiar las cosas con tu contribución diaria. Esta es la respuesta de la posibilidad.
No tomarse demasiado en serio
Dos presidentes de gobierno están discutiendo en un despacho y, de repente, entra una persona realmente furiosa, chillando, golpeándolo todo. El presidente del país anfitrión le dice: “Recuerda la regla número 6”. Al instante, la persona furiosa se calma y se marcha. Pasados uno minutos, los dos presidentes siguen conversando e irrumpe en el despacho una nueva persona llena de ira. Grita, insulta, da patadas a los muebles. El presidente anfitrión, sin perder la calma, le comenta: “Recuerda la regla número 6”. La persona se calma inmediatamente. El presidente del país extranjero, totalmente intrigado, pregunta a su colega: “Cuál es esa regla mágica que consigue apaciguar a la gente”. Y el anfitrión le contesta: “La regla número 6 es muy sencilla: Recuerda que no debes tomarte demasiado en serio a ti mismo”. Con esta imagen, Zander nos recuerda que a veces los problemas vienen porque pensamos que cada cosa que hacemos o decimos es fundamental; porque creemos que nos va la vida en cada una de nuestras decisiones. Y eso llena de tensión y ansiedad nuestras actuaciones.
Pensar fuera de los límites
El pensamiento fuera de los límites -en inglés, “out-of-the-box thinking”- tiene su origen en la resolución de un sencillo problema: tenemos 9 puntos que forman una especie de caja, y el reto es unirlos todos en 4 trazos seguidos y sin levantar el bolígrafo del papel. La única manera de conseguirlo es trazando por fuera de los límites de la caja de puntos. Es decir, para encontrar la solución al problema necesitamos una nueva perspectiva que se encuentre fuera de nuestros límites y asunciones tradicionales. Lo normal es que no consigamos unir los puntos porque realizamos todos los trazos dentro de esa caja. Nadie nos ha dicho que no podamos salirnos de ahí, pero nosotros lo hemos asumido así. Y eso nos impide encontrar la solución.
Según explica Zander, hoy todo el mundo quiere “out-of-the-box thinking”. Pero, ¿cómo se consigue pensar fuera de los límites? Zander cree que hay que plantearse dos preguntas clave: “¿Qué asunciones estoy haciendo que no me doy cuenta que estoy haciendo, y que me dan como resultado lo que ahora veo? Y después: “Qué puedo inventar que todavía no haya inventado y que me dará como resultado algo completamente nuevo? Si cuestionamos siempre nuestras asunciones, avanzamos automáticamente hacia la posibilidad.
Eliminar la ansiedad y asumir riesgos: el punto de partida es un sobresaliente
Zander explica los problemas que tenía con sus alumnos, especialmente los más jóvenes. Eran muy competitivos, y tenían tanta ansiedad por cumplir sus objetivos que no conseguían dar lo mejor de sí mismos. No se soltaban, y no eran capaces de disfrutar tocando, algo que para un músico resulta fundamental. Algo parecido sucede en el ámbito de las organizaciones: la presión por conseguir los objetivos marcados nos impide asumir riesgos, y dificulta gravemente nuestra capacidad de cambio y de innovación.
A Zander se le ocurrió un método muy sencillo para eliminar la ansiedad. Les dijo a sus alumnos: “Os voy a poner a todos un sobresaliente. La única condición es que tenéis que escribir una carta ahora como si estuvieseis a final de curso, diciendo por qué habéis obtenido el sobresaliente, explicando qué habéis hecho para conseguirlo”. A partir de aquel momento, los alumnos se convirtieron en la persona que habían definido en sus propias cartas. Es decir, se convirtieron en la mejor versión de sí mismos. Se libraron de la presión y la ansiedad y consiguieron dar lo mejor de sí mismos disfrutando. Por eso, el método de Zander consiste en que, como punto de partida, pongamos a todo el mundo un sobresaliente. Solo así podremos ver la mejor versión de las personas.
Pedir disculpas por no ser capaz de entusiasmar a la gente
En una ocasión, Benjamin Zander dirigió un gran concierto en el que tocaba un músico extraordinario. Las localidades estaban completamente agotadas. Mucha gente que había venido desde lejos tuvo que quedarse fuera. Justo antes de empezar, Zander echó un vistazo a la sala y comprobó que había una fila de butacas vacías. Sus alumnos no habían venido al concierto, a pesar de que tenían las entradas reservadas. Habían preferido quedarse en el centro comercial. Zander montó en cólera, y se propuso ajustar cuentas al día siguiente. “Qué niños estúpidos, que se han perdido este concierto solo para pasear por un centro comercial”, pensó.
Al llegar a casa después del concierto, le contó lo que le había pasado a su compañera -y coautora-, Rosamund. Y ella le dijo: “Tienes que disculparte”. Zander no entendió el sentido de estas palabras hasta justo antes de entrar en clase. Allí lo comprendió. “Perdonadme, chicos, por no haberos explicado lo suficientemente bien lo maravilloso que era ese concierto”, les dijo. Y es que, es responsabilidad del líder motivar y entusiasmar a sus colaboradores. Si la gente no hace lo que tú quieres que hagan, siempre puedes disculparte, porque no has conseguido estimularles, motivarles y convencerles. Estas disculpas son muy diferentes de la culpa y la amenaza, típicas del modelo de liderazgo anterior.
Los líderes no dudan de su visión
¿Alguien se imagina que cuando Martin Luther King dijo “I have a dream”, realmente no estuviese seguro? ¿Qué tipo de líder sería entonces? Los líderes no dudan ni por un momento de su capacidad para convertir sus sueños en realidad. El líder es capaz de reconocer la espiral descendente, pero tiene la capacidad para llevar a la gente hasta la posibilidad irradiadora. Es una tarea simple pero nada fácil, porque la espiral tiene el poder de la gravedad. Las palabras que salen de tu boca marcan la diferencia, porque la posibilidad siempre está a una sola frase de distancia, por muy duras que sean las circunstancias. Las enseñanzas de Zander son particularmente relevantes en estos momentos de crisis. Cuando nos enfrentamos a problemas desconocidos, lo importante es que no nos atasquemos en el mundo de las dificultades, y nos demos cuenta de las múltiples posibilidades vitales que nos rodean. Para ello solo tenemos que aceptar que está en nuestras manos cambiar la noción de lo que es posible.
Los dejo con un estupendo vídeo donde apreciaremos el
entusiasmo de Benjamín por trasmitirnos y contagiarnos con su liderazgo de la
posibilidad.
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